
09 Mar El Arte como Pasión
Descubrí mi amor por el arte gracias a que tengo déficit de atención con hiperactividad y en el colegio me iba muy mal. Los profesores no aguantaban que no me pudiera quedar quieta y fuera a otro ritmo, (no entendían ni sabían cómo enseñarle a una niña como yo) entonces me sacaban de clase a que […]
Descubrí mi amor por el arte gracias a que tengo déficit de atención con hiperactividad y en el colegio me iba muy mal. Los profesores no aguantaban que no me pudiera quedar quieta y fuera a otro ritmo, (no entendían ni sabían cómo enseñarle a una niña como yo) entonces me sacaban de clase a que diera una vuelta y volviera. Y cuando volvía, ya no entendía nada… Así que me refugiaba en mi pupitre sacaba mis cuadernos que siempre tenían que ser cuadriculados y mientras seguían las clases, yo simplemente dibujaba o me llevaba un libro y me ponía a leer.
Una profesora se dio cuenta que mis cuadernos en vez de tener los apuntes importantes de las clases sólo tenían mamarrachos. Citaron a mis papás y les dijeron que yo era una pésima estudiante que además solamente hacia dibujitos tontos en mis cuadernos. ¡Al ver esto mis papás se miraron mutuamente y dijeron WOW!
Gracias a Dios mis padres son educadores y adelantados y vieron potencial en el momento en el que otros me decían que simplemente era bruta, no iba a lograr nada en mi vida y que mejor dejara el mamarracho para después del colegio.
Así que mis padres decidieron a los 12 años meterme a clases de pintura con un artista muy prestigioso con la condición que me dedicara a mejorar en el cole. Y así fue que aprendí todo sobre la pintura, perspectiva, manejo de color, volúmenes, formas y de más… Hoy doy gracias a los profesores que descubrieron mis mamarrachos y me juzgaron y sobre todo a mis papás que vieron en mi un potencial único y especial. Y obviamente a mi maestro Carlos Orrea que me dio todas las herramientas para ser lo que ahora soy.
Al final terminé estudiando antropología e historia con un posgrado en Periodismo en la Universidad de los Andes y otra carrera en Bellas Artes en Estados Unidos. Así que tan mal, tan mal no me fue… Tan bruta, tan bruta no era…
Mi formación integral me hace una artista más completa, hago: pintura, cerámica, dibujo, serigrafía, esculturas en vidrio en madera, investigo, se escribir etc, pero realmente lo que me ha formado en la vida es haber vivido en diferentes ciudades como en Tampa, Boston, Harrisburg. Madrid y Bogotá y haber tenido que empezar de cero en cada una de ellas con mi arte y haberlo logrado me ha hecho creer en lo que soy y en lo que hago.
Entonces es ahí cuando creo que me hice fuerte de verdad y decidí que, pese a los constantes rechazos, porque la carrera de artista es en la que más rechazos hay y frustraciones, me seguía poniendo en pie con más fuerza, porque lo único que me hacía sentir completa y viva era pintar.
Como en todo, el que trabaja duro, es constante y se para pese a todas las dificultades que se le presenten, le salen las cosas eventualmente. Cuando dejé de preocuparme del sí gustaba o no gustaba lo que hacía, por las galerías o los contactos y entendí que pintaba para sacar mis propias necesidades desde lo más profundo de mi ser, comprendí que podía ser artista de verdad y lograrlo en el camino.
Aprendí a decir que si a todas las oportunidades que pasan por mi camino. Y esto me ha llevado a tener las mejores experiencias de mi vida. A conocer a mentores y personas que me han marcado y me han dejado solo enseñanzas y bueno recuerdos. Y me ayudan a formarme cada vez más segura de lo que soy y de lo que quiero. He expuesto en diferentes galerías, en museos, he participado en ferias de arte y he ganado algunos premios y sigo queriendo comerme el mundo conmoviendo con mi arte.
Pero lo mejor que me ha pasado es poder tener una herramienta de trabajo que me permite crear en cualquier espacio, en cualquier ciudad y además sentir la responsabilidad de dar con lo que mejor se hacer, que es pintar.
Desde que llegué nuevamente a Colombia después de estar por fuera mucho tiempo, me he llevado una gran sorpresa. Me ha dado muy duro encontrarme en un medio en donde los artistas no se ayudan entre ellos, no se dan una mano, no se colaboran y mucho menos trabajan en equipo y si algo aprendí de estar por fuera es que no hubiera llegado a hacer todo lo que hice si profesores, mentores, galeristas y artistas no me hubieran dado una mano a mí, no me hubieran impulsado a descubrir otras cosas, a ayudarme a encontrar espacios, darme oportunidades, consejos, apoyo o compartido su conocimiento conmigo. Y creo que eso es lo que nos fala en nuestro país, bajar el ego y colaborarnos.
Acá, siento que todos reman para su lado y eso solo hace que el barco no llegue a ningún destino. Veo que siempre son los mismos hablando de los mismos. También veo pocas mujeres exponiendo en comparación a la cantidad de hombres que lo hacen y me frustra lo poco avanzados que estamos en comparación a mi experiencia en el extranjero. Extraño estar por fuera y extraño todo lo que he aprendido y hecho, pero sé que Colombia trae nuevos retos y seguiré creciendo y explorando mi propio mundo de la mejor forma.
Pero lo importante en este caso es no frustrarse por otros sino seguir trabajando en lo que creemos. Así que lo mejor es entender que nadie va a hablar mejor de uno que nuestro propio trabajo.
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