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Las Startups y el techo de cristal

Las Startups y el techo de cristal

Por Ana Maria Corredor

El término «techo de cristal», o «Glass ceiling barriers» fue utilizado por primera vez  en  1986 en un artículo del Wall Street Journal, para describir las barreras y limitaciones que encuentran las mujeres para acceder a los cargos corporativos más altos, independientemente de sus méritos y cualificación. Lo cierto es que hoy para muchas mujeres del mundo el ‘techo de cristal’, ese límite invisible que nos constriñe y no nos deja realizarnos o ascender laboralmente, que nos presiona hacia abajo, que nos roba el pago justo por nuestro trabajo, es una realidad que no se puede ignorar.

Pero quizás la verdadera dificultad para romperlo no radica en su fortaleza, ni en su estructura, ni en su resistencia, sino en su invisibilidad. Y es invisible porque no hay leyes explicitas o normas sociales evidentes que impongan limitaciones a las mujeres en su asenso laboral. Pero hay algo más. En mi propia experiencia esas barreras provienen en gran medida de nuestro interior. De la necesidad de compatibilizar trabajo con vida privada, de nuestra inherente capacidad y tendencia a trabajar en equipos horizontales en un mundo laboral de estructuras jerarquizadas, de nuestra mayor inteligencia emocional y facilidad de establecer empatía versus la competitividad natural en los hombres.

Hoy las mujeres occidentales constituyen entre el 58% y el 72% de los graduados universitarios, según el país y la carrera,  y obtienen mejores resultados académicos que los hombres, pero seguimos obteniendo menores ingresos y proyección en nuestras carreras. ¿Por qué? ¿Cómo romper este techo de cristal?

Para empezar es necesario identificar aquella parte de nuestra propia naturaleza que contribuye a sostener ese techo sobre nuestras cabezas, y explorar las formas de atravesarlo sin violentar nuestra propia naturaleza. Es decir, que en lugar de intentar vivir en un mundo laboral construido por y para hombres según sus habilidades e intereses, quizás debemos empezar a construir un mundo laboral con nuestras propias leyes y en el que nuestras fortalezas sean una ventaja y no un obstáculo.

En ese contexto hay tres factores muy femeninos que contribuyen a mantener el techo allí, inamovible, pero que son a la vez nuestras mejores cartas y nuestra mejor aportación a un nuevo orden corporativo mundial.

1. La necesidad de conciliar la vida familiar y el trabajo. Si hay algo en común a todas las mujeres es la profunda necesidad de compatibilizar la vida personal y el trabajo. Cada día vemos inigualable talento femenino desaprovechado por no haber encontrado la forma de pasar tiempo con los hijos sin renunciar al futuro laboral. Tengamos hijos o no siempre está presente la disyuntiva. Y ante ella la mayoría elegimos los hijos, la pareja, el perro y el jardín. Muy a menudo quienes no lo hacen terminan sus vidas disfrutando del éxito en solitario. Obviamente es una elección, pero si queremos romper el techo de cristal no deberíamos permitir que se nos impongan elecciones de ningún tipo.

Frente a ello la cultura de trabajo de las start-ups tiende a beneficiar a las mujeres, porque en sus inicios exigen largas horas de trabajo intenso para poder competir con otras start-ups y en contraprestación tienden a enfatizar beneficios que se centran en el equilibrio entre trabajo y la vida personal, como horas flexibles, permiso parental y bienestar. Estos beneficios que son tan atractivos para las mujeres son también esenciales para ayudar a este tipo de empresas a crecer, porque un estilo de vida saludable, la vivencia de una amplia gama de experiencias e intereses,  la capacidad de disfrutar del tiempo libre y desconectar, contribuyen a estimular la creatividad en las personas y a que sean capaces de llevar las grandes ideas a fructificar más rápidamente.

2. Oportunidad de liderar y ser exitosa según nuestro propio enfoque. A primera vista parece que nuestro perfeccionismo, meticulosidad y altísimo grado de auto exigencia nos debería llevar a superar fácilmente el techo de cristal, pero en la práctica la perfección ejercida en un mundo laboral hecho por y para los hombres, sólo refuerza la idea de que ese mundo laboral construido con parámetros masculinos es el único viable. Por eso una de las increíbles oportunidades que nos dan las Start-ups es la de liderar y ser exitosas siguiendo nuestro propio enfoque, y a medida que se demuestra que las empresas femeninas son más exitosas, y que parte de ese éxito se debe a que es una cultura empresarial construida con nuestros propios parámetros, adquirimos una mayor autoconfianza en nuestro liderazgo. Quizás por eso las mujeres están fundando hoy más empresas que nunca antes. El porcentaje de mujeres cofundadoras ha subido de apenas 9 por ciento en 2009 a 18 por ciento en 2014. Hoy hay más de 104 millones de mujeres en el mundo liderando o iniciando negocios.

Los resultados obtenidos por las mujeres en Startups son arrolladores. Según Womenwhotech* las inversión en startups tecnológicas lideradas por mujeres obtiene un ROI un 35% más alto que las lideradas por hombres, y en general las mujeres empresarias obtienen un 20% más de rentabilidad y necesitan un 50% menos de inversión que las lideradas por hombres.  La naturaleza  propia de las empresas nuevas les permite establecer sus propias reglas, crear sus propias culturas y construir estructuras de gestión abiertas al liderazgo femenino, disolviendo el techo de cristal.

3. Oportunidad de generar equipos horizontales, más colaborativos y menos jerárquicos y competitivos que las viejas estructuras organizacionales de las empresas. No hay nada más desmotivante que ver que nuestras fortalezas no son valoradas. Es como tener un vestido maravilloso y no tener donde lucirlo. Así, los estilos de dirección jerárquicos y estructurados de la vieja guardia y la mentalidad altamente competitiva de ‘equipo de chicos’ siguen dominando las empresas y ahogan la mayor aportación que la naturaleza femenina puede hacer a la hora de construir negocios exitosos y empresas duraderas: nuestra naturaleza cooperativa, solidaria y empática.

Afortunadamente la tendencia mundial hacia la economía colaborativa nos ha allanado los primeros tramos del camino. Pero son las startups,  en las que se necesita que todos los miembros participen y pongan manos a la obra asumiendo múltiples roles, el espacio ideal en el que la mujer puede mostrar su compañerismo, empatía y asertividad, y  ejercer el liderazgo desde sus propias fortalezas naturales.

En definitiva, son nuestras fortalezas innatas las que en un mundo laboral hecho en los términos de los hombres contribuyen a mantener allí el ‘techo de cristal’. Pero también, son ellas las que al utilizarse dentro de la cultura de las Startups se convierten en las mejores armas para romperlo. El emprendimiento es el mejor aliado de las mujeres a la hora de romper el ‘techo de cristal’ y las Startups el mejor sitio en el que obtener éxito personal y laboral,  y demostrar el liderazgo femenino.

Ana María Corredor
anamaria.corredor@merakiu.com
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