
20 Abr Redes Sociales y Sororidad
Por Ana María Corredor. Fundadora y CEO MERAKIU.
¿Cuántas veces no hemos oído hablar de sororidad?, ¿cuántas veces nos ha inspirado, removido, cuestionado, empoderado?… Pero también cuántas veces no sentimos que ha sido apropiada de forma inadecuada por algunas mujeres, para cuestionar, enjuiciar, o aislar a otras. O que ha sido invocada para juzgar a quien es exitosa, a quien se destaca, a quien aporta por encima de la media.
Hace poco más de un año la RAE la incluyó en su diccionario digital, convirtiéndola en uno de los términos más usados. Significa “Agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”.
Creo que esta palabra, junto con la pasión y la creatividad, representa el espíritu de MERAKIU. Una empresa que tiene entre sus prioridades, dar visibilidad a las mujeres empresarias y profesionales, AYUDARLES A CRECER, creer en sus ideas y sentirnos orgullosas de ellas… Por eso, nos encanta esta forma de referirse a la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres… y la promovemos a muerte en los grupos privados de nuestra comunidad.
Desafortunadamente, muchas veces se ha tergiversado y convertido en un arma para que la mediocridad silencie a quien quiere destacar, discrimine a quien piensa diferente, o desincentive la sana competencia. Pero no. La sororidad no se trata de desterrar la idea de que las mujeres no tenemos o no debemos competir entre nosotras, sino de desterrar la competencia desleal, la envidia.
PORQUE LA COMPETENCIA CUANDO ES SANA NOS LLEVA A CRECER, A INSPIRARNOS EN OTRAS, A TRABAJAR EN NOSOTRAS MISMAS.
La sororidad debe invalidar la idea de que las mujeres son una amenaza para otras mujeres, y en su lugar promover y visibilizar a quien tiene éxito para que esas mujeres se conviertan a su vez en referentes, mentores, y guías para otras que llevan su mismo camino, sólo que unos pasos más atrás.
Las redes femeninas son una realidad de moda que además está demostrando que la mejor manera de cambiar las cosas, a nivel global y personal, es la colaboración. Sin embargo, ¿cuántas veces no hemos visto en esas mismas redes una tendencia a querer uniformar y castigan a quien se destaca, a quien piensa o hace algo diferente? ¿Cuántas veces esas mismas redes y grupos no promueven o se hacen los sordos a quienes critican y juzgan bajo la máscara de buenas intenciones o bajo la excusa de cuidar y proteger el espíritu grupal?
Ese no es el caso de MERAKIU, que ha tenido claro desde el día uno, que nuestras redes están al servicio del éxito. En ellas no se permite acosar, agredir, enjuicias, criticar a otras u otros dentro o fuera de nuestra red. Nos enfocamos en construir, no en destruir. En empoderar, no en uniformar ni en homogeneizar nada.
Nos encantan las que discrepan, las que se atreven, las valientes, las generosas, las que superan los sentimientos que puedan tener de envidia, – sí, porque todos podemos sentirla alguna vez en mayor o menor medida -, y en su lugar se alegran por el éxito, las ideas, los negocios o la felicidad de las otras. Las redes de MERAKIU están al servicio de todas para crecer, para construir, y en ellas nos encanta contar con mujeres que destacan, o que se esfuerzan por innovar, que les encanta aprender, o que les encanta compartir y enseñar lo que saben, porque son ellas realmente pueden ayudar a otras, empoderarlas, visualizarlas, mentorizarlas.
LA SORORIDAD IMPLICA QUE UNA MUJER SE PONGA EN LA SITUACIÓN DE SUS SEMEJANTES PARA ENTENDER SUS DIFICULTADES, AYUDARLAS A SOLUCIONARLAS E IMPULSAR SU CRECIMIENTO.
Cuando hay un grupo de mujeres muy activo en el sector empresarial, tanto de emprendedoras que dirigen sus propios negocios, como de empresarias ya exitosas y con largas trayectorias, o mujeres que ocupan altos cargos en diferentes empresas, que interiorizan su propio valor como inspiración y guía de otras mujeres, los resultados son increíbles. Nos damos cuenta de que somos generadoras de valor y si trabajamos unidas, romperemos los muros que han bloqueado el camino de muchas en el pasado.
Los momentos de transformación y crisis son momentos ideales para impulsar ese cambio de conciencia colectivo a través de la sororidad. De la sororidad de verdad. De ese tipo de sororidad que a inspira a otras a brillar, no de la que quiere que las demás sean menos o tengan menos posibilidades para que yo pueda destacar más.
¿Cómo poner en práctica una verdadera sororidad entre mujeres empresarias? ¿Cómo aprender a compaginar esos conceptos aparentemente opuestos de competencia y colaboración?
Desde luego, lo primero es darnos permiso de expresar nuestro propio valor sin falsas humildades pero también sin arrogancia. Y luego, algunas reflexiones, e ideas que han surgido a lo largo de estos casi tres años, que quiero resumir aquí:
- Busca y da mentoring. Ésta es una dinámica que permite compartir conocimientos y experiencias con otras mujeres, es una de las muestras de cómo se puede ayudar y manifestar esa unión en el trabajo. Asimismo, esta acción, combinada con una visión más abierta, nos ayudará a lograr cambios a favor de la igualdad en nuestros centros de trabajo. Establecer conexiones con otras mujeres para compartir experiencias y ayudarse, haciendo, de alguna manera, de mentoras las unas de las otras, es una buena forma de superar los obstáculos culturales y sistémicos que lastran su avance. Madonna lo dijo muy claramente en su discurso en los premios billboard…
“Debemos apreciar nuestra propia valía y la de otras mujeres, buscad a mujeres fuertes, convertíos en sus amigas, alinearnos junto a ellas, aprended de ellas y dejad que os inspiren”. Madonna
- Convierte la COMPETENCIA en COOMPETENCIA. Ver las cosas de manera constructiva, creativa e innovadora nos lleva a ver otras posibilidades y abrirnos caminos inexplorados y siempre apasionantes de colaboración. Hagamos las cosas de manera creativa siempre.
- Comparte apoyos y ayuda a otras a lograr sus sueños. Hay lugar para todas en el mundo. Hay algo que tu sabes hacer mejor que nadie, algo en lo que nadie te iguala, así que ni es necesario copiar y si te copian se quedarán cortas.
- Establece relaciones desde el corazón y hazles saber a otras que cuentan con tu apoyo. No somos sólo empresarias, somos mujeres empresarias que entendemos nuestros negocios de manera diferente. Dota a tu negocio de emociones, pon sentimiento en lo que haces y haz que esto se convierta en un cambio social permanente.
- No te limites ni te sientas mal por brillar, ser única, ser exitosa. Viniste a este mundo a hacer algo que de verdad tiene valor, y aunque tú aún no sepas qué, no permitas que nadie te quite ese derecho. Promover lo que haces bien es parte de tu generosidad con los demás.
- Haz del networking algo divertido, y disfrútalo. No te crees redes por obligación. Disfruta de verdad de estar con otras mujeres. Es probable que tengas más éxito en tu trayectoria laboral si creas conexiones basadas en intereses y objetivos que se comparten y se alcanzan en equipo, porque las personas quieren trabajar con otras personas que conocen y les gustan, y la mejor forma de eso es divertirse juntas. Las reuniones de trabajo aburridas, frías, donde no hay sentido del humor, ni diversión, nunca generan verdaderos lazos. Pon siempre la PASIÓN en la forma en la que tú o tu negocio se relacionan con los demás.
- Enfócate en las relaciones, no en los contactos. Los mejores negocios no se hacen con las empresas, sino con personas que te gustan y generan confianza. Dedícate y enfócate a construirlas con base en lo que puedes darles o aportar a otras.
- Engrandece a otras mujeres. La fundadora de The Female Quotient se declara seguidora de la shine theory, que es la idea de que cuando ayudas a otra mujer a crecer, todas brillamos. Puede ser algo tan simple como recomendar o nombrar a otra mujer que esté haciendo algo diferente y relevante, como compartir una recomendación, como mencionar a una amiga.
- Promueve tu comunidad. Valora a la gente que te apoya en tu negocio o carrera profesional, el grupo en el que puedes encontrar consejos, oportunidades, ideas, y acceso a otras cosas que sola no encontrarías, y asegúrate de dar en la misma medida en la que recibes.
- Búscate amigas y aliadas fuertes, independientes, exitosas, generosas, con opiniones propias. Las mujeres más exitosas no serán tacañas con sus conocimientos, con sus relaciones o sus conexiones. Están tan seguras de sí mismas que no se sentirán nunca amenazadas por darte un tip, un buen consejo, un contacto relevante. Las mujeres inseguras no. Ellas atesoran contactos, esconden información.
- Finalmente, aléjate de la envidia y la mala energía. La gente envidiosa es fácil de reconocer. Tratan a los que consideran superiores con deferencia y a los inferiores con desprecio o displicencia. Son interesadas. Te dicen cosas hirientes o incómodas camufladas en sus supuestas buenas intenciones. Les importa mucho lo que piensan de ellas y no lo que ellas piensan de sí mismas. Están todo el tiempo al acecho de los errores en los demás. No les importa tanto recibir más como que tú recibas menos que ellas. Son mezquinas a la hora de ayudarte, de darte un contacto, un tip o información de valor.
Sororidad no es impedir que otras mujeres brillen, es ayudarles a que lo hagan sin miedo ni falsas modestias. Les dejo con una reflexión de la escritora Marianne Williamson que me encanta y puede explicarlo. Sus maravillosos libros, a los que puedes echar una ojeada AQUÍ, nos dan esta reflexión liberadora y empoderadora y aunque su autora la hubiese escrito para todo el mundo, tiene un significado muy especial cuando la vemos a la luz de la sororidad.
“Nuestro mayor miedo no es que no encajemos. Nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Empequeñecerse no ayuda al mundo; no hay nada inteligente en encogerse para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor. Todos deberíamos brillar como hacen los niños; no es cosa de unos pocos, sino de todos. Y al dejar brillar nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.” Marianne Williamson
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